Con el consecuente crecimiento de la población, las ciudades se expanden a gran velocidad, llevando muchas veces a que los límites entre ellas parezcan difusos y se comiencen a ver como solo “una ciudad”.

En los últimos 80 años la población de Chile aumentó un 130%, pasando de 7,7 millones a 17,9 millones según los datos del censo de 2017. Debido a ello, las ciudades se han visto en la necesidad de ir expandiéndose, para proveer de hogares y servicios a sus habitantes. En algunos casos, la expansión lleva a que dos ciudades comiencen a acercarse y sus límites se tornen difusos. Esta es la situación de Coquimbo y La Serena, donde juntas albergan casi 415 mil habitantes en zonas urbanas.

Las conurbaciones ocurren cuando un “conjunto de centros urbanos que se encuentran cerca unos de otros han crecido tanto en número de población como en espacio geográfico, hasta unirse”. Este proceso de unión es lento y considera la construcción de nuevas infraestructuras y vías de comunicación, para poder trasladarse de un lado a otro, lo que en el caso de Coquimbo y La Serena favorece no solo la conectividad, sino que también el turismo y el desarrollo de ambas localidades.

A través de una consulta realizada por las redes sociales de la Corporación Ciudades, se pudo observar que el 21,2% de los habitantes de las ciudades de Coquimbo y La Serena, se siente muy satisfecho con los beneficios generados a partir del proceso de unión de ambas localidades, cifra superior a quienes se sienten muy insatisfechos con dicho proceso.

Para que ambas ciudades puedan crecer de manera armónica se requiere de planificación, lo que para el 78,3% de quienes contestaron la encuesta, no ha ocurrido. Ello deriva en diversos problemas para sus habitantes, como los problemas de transporte y la congestión vehicular.