10 PRINCIPIOS PARA CIUDADES MÁS RESILIENTES FRENTE A INCENDIOS

Ante un nuevo escenario marcado por olas de calor en diferentes estaciones del año e incendios forestales cada vez más intensos que afectan a zonas rurales y urbanas, Corporación Ciudades elaboró un decálogo con principios de adaptación de los centros urbanos a la ocurrencia de los siniestros que, especialmente en la última década, han causado cuantiosos daños en infraestructura, viviendas, económicos y la lamentable pérdida de vidas humanas.

Es más, y de acuerdo con un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y la organización ambiental GRID-Arendal, el calentamiento global, las sequías y los cambios de uso de suelo generarán incendios incluso en zonas nunca antes afectadas, aumentando en un 30% para 2050 y más de un 50% para fin de siglo.

Bajo este contexto y con el objetivo de abordar este fenómeno con una mirada de largo plazo desde la planificación urbana y promover así ciudades más resilientes, Corporación Ciudades propone 10 principios para ser adoptados en materia urbana:

1.- RECONOCER en los Instrumentos de Planificación Territorial los sectores de interfase urbano-rural (predios agrícolas, forestales, entre otros) como áreas con potencial riesgo de incendio y plantear normativas específicas para estas zonas.

2.-INCORPORAR en los Instrumentos de Planificación Territorial estudios asociados a corrientes predominantes de viento que permitan identificar zonas más propensas a ser afectadas por incendios.

3.-PROYECTAR en los Instrumentos de Planificación Territorial caminos perimetrales y áreas de resguardo en las zonas de interfase urbano-rural que actúen como buffers de protección ante la posible propagación del fuego.

4.-PLANIFICAR la expansión y crecimiento de los asentamientos urbanos en sentido contrario a las zonas más propensas a ser focos de inicio y propagación de incendios.

5.-FOMENTAR la definición y señalización de vías de escape que permitan evacuar de manera fluida las zonas residenciales más expuestas a riesgo de incendio.

6.-EVITAR la instalación de usos peligrosos (bombas de bencina, industrias con potencial de propagación del fuego, entre otras), así como también equipamientos críticos (hospitales, colegios, entre otros) en zonas de interfase urbano-rural.

7.-IMPULSAR planes anuales de manejo de vegetación para espacios públicos, predios agrícolas y zonas forestales identificadas como de alto riesgo.

8.-CONCIENTIZAR a la ciudadanía sobre la utilización de especies vegetales no propagadoras de fuego en el paisajismo de espacios públicos y jardines privados.

9.-DESINCENTIVAR la utilización de “cercos vivos” o divisiones entre sitios compuestos principalmente por palos o ramas en sectores más expuestos a incendios.

10.-POTENCIAR el rol de líderes vecinales capacitados para reaccionar y guiar a las comunidades ante posibles emergencias de incendios.