Charla de Ignacio Irarrázaval: “Las grandes ciudades: Reflejo y catalizador de los desafíos sociales”
El Consejero de Corporación Ciudades fue distinguido este año con el Premio Abdón Cifuentes por su trayectoria académica e impacto positivo y directo en la sociedad.
Invitado por Corporación Ciudades, el lunes 11 de noviembre Ignacio Irarrázaval, Director del Director del Centro de Políticas Públicas de la Pontificia Universidad Católica de Chile, llegó hasta Espacio 1179 para dictar la charla “Las grandes ciudades: Reflejo y catalizador de los desafíos sociales”.
Los encargados de dar la bienvenida al académico y asistentes, fueron el presidente y Director Ejecutivo de Corporación Ciudades, Patricio Donoso y Martín Andrade; y el Director Ejecutivo de Fundación Mustakis, Domingo Errázuriz.
En la instancia, Ignacio Irarrázaval -reconocido con el Premio Abdón Cifuentes por su trayectoria académica e impacto positivo y directo en la sociedad-, compartió reflexiones en torno a las ciudades y su rol, para posteriormente resultados y comentarios de la última Encuesta Bicentenario, entre ellos las diferencias entre los habitantes de grandes centros urbanos y comunas respecto de las oportunidades, perspectivas y actual calidad de vida.
“El mayor desafío es que en las ciudades tenemos que preocuparnos del desarrollo material, pero también del bienestar subjetivo de las personas las habitamos. Esa es la gran pregunta. Es muy bueno tener buen transporte urbano y buenas viviendas, pero también que las personas que vivimos en la ciudad nos sentamos bien en la ciudad”, dijo el académico durante su presentación junto señalar que esta construcción se levanta desde una mayor cohesión social, diálogo, encuentro entre los vecinos y cultura, entre otros”, comentó.
Ignacio Irarrázaval reflexionó que “quizás hemos sobrevalorado la calidad material de vida. Que uno necesita la calle pavimentada, que uno necesita un montón de servicios, pero claro, cuando tú tienes un volcán al frente, un lago o a la orilla del mar, a lo mejor eso te da más tranquilidad espiritual y tienes finalmente una mejor calidad de vida. Entonces, no tenemos que sesgarnos tanto con los bienes materiales que la ciudad nos propone”.